Antes de nada, me gustaría hacer un paréntesis.
¿Recuerdan el famoso "¿Por qué no te callas de el Rey?"?
Pues bien, mientras todos los medios de comunicación se hacían eco, burla y mucho más, cientos de proyectos/relaciones que manteníamos con Venezuela (por no decir Sudamérica) fueron anulados después de esa famosa historia que quedará para la posteridad. Imagínense la cara de los cientos de personas (por no decir miles) que tenían trabajo para largo rato que veían cada día por las noticias las burlas, y que por un simple comentario se fue todo al c..... ¿se imaginan la cara que se les quedaría?
Y claro, esto no sale por ningún medio de comunicación, y doy por sentado que ninguno de los lectores tenía idea alguna de ello.
Ahora entrando en materia del petróleo...
Marruecos hará oídos sordos a toda protesta que se emita desde aquí. A ellos ni les va ni les viene lo que nosotros protestemos y/o pensemos.
Es sencillo. Ellos no pertenecen a la unión europea, ni tan siquiera a ningún país de la comunidad europea. Digamos que se trata de tierra neutral, por tanto, poseen sus propias leyes, normas, etc.
El petróleo es una fuente económica actual a gusto o disgusto de todos. Es el conocido como "oro negro".
Sinceramente no me gusta la idea de que Marruecos pinche allí, pero si lo hace, que por lo menos nosotros también lo hagamos. Es sencillo de explicar.
Estos señores vecinos no creo que posean una normativa en cuanto a actuación en materia de desastres ecológicos, ni tan siquiera recursos económicos, humanos y materiales para hacer frente a uno de ellos. Si ya con esto no queda claro lo que quiero decir... entraré un poco más en detalle.
Que una plataforma petrolífera española se encuentre cerca de la estación marroquí me garantiza a mi un medio de actuación ante cualquier imprevisto. Tanto por ellos, cuya normativa les exige nada y menos, como por nosotros, pues nuestra normativa casi que nos obliga a vigilar la fauna que rodea la estación petrolífera.
Créanme, esto no es tan fácil como pinchar y manchar.
Pero podría ser tan difícil como no pinchar y limpiar la mierda de los demás.