¡Hola familia!
Finalmente el 21, tras varios días pendiente de las condiciones tanto meteorológicas como de los senderos que dan acceso a la cumbre del magnánimo estratovolcán canario, todo estaba apunto para intentar una vez más hollar su cima, siendo la cuarta vez si teníamos éxito, primera invernal.
Pasar de vivir apenas sobre el nivel del mar, a realizar una actividad por encima de 2.400m.s.n.m., supone todo un desafío para el organismo ya que a duras penas tiene tiempo para adaptarse a la diferencia de presión relativa del oxígeno en el aire que se produce conforme ganamos altura. A fin de que todo este trance fuera lo menos traumático posible para nuestro cuerpo, salimos temprano de San Isidro, en torno a las 09:00 de la mañana, lo que teniendo en cuenta que teníamos permiso para permanecer en el cráter desde las 15:00 a las 17:00, nos daba un margen bastante amplio para tomarnos las cosas con calma.
El tiempo ya en la localidad sureña era desapacible por un viento que soplaba sin descanso con una intensidad moderada. El cielo estaba despejado salvo por alguna nube de tipo alto de poca entidad y la visibilidad era muy buena. Con algún alto en el camino para estirar las piernas, hidratarnos e ir abriendo los envases para que no se desformaran con la disminución de la presión atmosférica, fuimos subiendo poco a poco hasta llegar al parking que se sitúa en el inicio del sendero nº7 que lleva hasta la Rambleta, a 3.555m.s.n.m., a las 11:00 de la mañana. Después de revisar las mochilas, el material y asegurarnos de que todo estaba en su sitio, emprendimos el camino a las 11:16. Sólo el tiempo nos desvelaría lo que teníamos por delante.
Las paredes de las Cañadas, sobretodo aquellas orientadas al Norte se conservaban cargadas de nieve, lo que unido al viento helado de componente NE que nos sacudía y los 8ºC que tímidamente hacían subir el mercurio, daban a todo el paisaje y nuestra percepción del mismo, un tinte a la vez invernal, desapacible y hermoso.
Nota: Las fotografías están colocadas por orden espacial en sentido ascendente, no por orden cronológico. La razón es que subiendo resulta más incómodo irse parando a tomar las imágenes, se pierde el ritmo.