El lanzamiento más incierto de la NASA
El trayecto, de seis kilómetros y medio, durará siete horas. Si no surgen contratiempos, el prototipo del cohete Ares I, diseñado para reanudar las expediciones tripuladas a la Luna, se lanzará el 27 de octubre.
El test, que costará unos 234 millones de euros, se realizará, pero es posible que los verdaderos Ares I nunca lleguen a volar. Constellation, el nuevo sistema de acceso al espacio de la NASA, en el que el gobierno de EE.UU. ya ha gastado más de 5.000 millones de euros (aproximadamente lo que ha costado el LHC), corre serio riesgo de aborto. Creado para llevar a cabo la Visión para la Exploración Espacial anunciada por George W. Bush en 2004, no ha llegado a recibir la financiación con la que fue aprobado.
El pasado 10 de septiembre, la comisión designada por Obama para examinar el actual programa de exploración tripulada de la NASA emitió sus conclusiones preliminares. En primer lugar, parecía sacudirse rémoras del pasado al afirmar que era necesario determinar los objetivos de la exploración (Marte, la Luna, asteroides o simplemente la órbita terrestre) antes de construir los vehículos para alcanzarlos. Y en segundo lugar, no consideraba prioritaria la construcción de los cohetes Ares. Más bien apostaba por una versión descafeinada, con menos potencia pero más barata, o un sistema de lanzamiento basado en la conocida tecnología de los shuttle.
FONDOS INSUFICIENTES
Para seguir con los planes fijados por el anterior director de la NASA, Michael Griffin, los expertos de Obama calculaban que sería necesario incrementar el presupuesto de la agencia espacial en 3.000 millones de dólares anuales. De momento, este aumento parece poco probable. No obstante, las recomendaciones definitivas del panel dirigido por el ex consejero delegado de Lockheed Martin, Norman Augustine, llegarán a lo largo de esta semana, con el Ares I-X en la rampa de lanzamiento.
El trato dado por la comisión en su informe preliminar al programa de los cohetes Ares ha provocado numerosas críticas. El propio Griffin, en un reciente correo dirigido a varios colaboradores y filtrado al diario Orlando Sentinel, ha calificado de irresponsables muchas de las recomendaciones. "La comisión no hizo lo que hubiera sido más valioso, [...] realizar un juicio independiente sobre el desarrollo y la situación de Constellation respecto a sus objetivos, establecidos en dos Leyes de Autorización de la NASA [planes respaldados por el Congreso], seguido por una recomendación sobre qué sería necesario para que el programa siguiese su curso de forma adecuada", afirma Griffin. "En su lugar, la Comisión propuso nuevas opciones para nuevos programas, tratando estas opciones como si su nivel de madurez fuese comparable al de la línea de trabajo que la NASA ha seguido durante más de cuatro años", concluye.
En sus comparecencias ante el Congreso para explicar su primer informe, Augustine halló mucha oposición. Muchas de las críticas eran similares a las de Griffin. La republicana Gabrielle Giffords, presidenta del subcomité para el espacio, lamentó que la comisión "en lugar de centrarse en cómo fortalecer el programa de exploración en el que se ha invertido tanto tiempo y dinero, sólo prestase atención de refilón a Constellation, llegándose a referir al programa en pasado y dedicando la mayor parte de su tiempo a diseñar opciones alternativas que hacen poco para arrojar luz sobre las opciones que se le presentan al Congreso y a la Casa Blanca".
Con un informe que podría descartar el interés o la viabilidad económica de seguir con Constellation, hay quien se plantea qué sentido tiene lanzar el Ares I-X. Bob Ess, director del proyecto, cree sin embargo que el test será útil cualquiera que sea el futuro del Ares I. La información obtenida, ha dicho, podría emplearse en opciones alternativas. Una de ellas sería una versión del cohete Ares que podría lanzar tripulación y carga simultáneamente (hasta ahora el programa plantea lanzar la tripulación en el Ares I y la carga en otra versión, Ares V).
EL PALO
La prueba del Ares I-X, que sólo durará dos minutos y medio, tratará de averiguar si El Palo, como ha sido bautizado por su forma estilizada, puede controlarse durante el vuelo y si los paracaídas de la primera fase funcionan. Además, 700 sensores recogerán datos con los que afinar el diseño. El test también servirá para comprobar si se ha solucionado un problema de vibración que habría convertido el nuevo transporte para humanos de la NASA en una trituradora de astronautas. El problema surgió hace algo más de un año y el entonces director de la agencia aseguró que se contaba con varias posibles soluciones.
Si no hay más retrasos, el próximo 27 de octubre, el Ares I-X probará hasta dónde los ingenieros han podido superar las limitaciones a las que han tenido que hacer frente. Algunos críticos ya dicen que el lanzamiento quedará en poco más que un carísimo acto publicitario de la NASA. Otros, como un experto citado por el rotativo Chicago Tribune, creen que sí hay algo en juego en el lanzamiento. "No hay duda de que un fracaso será utilizado por los críticos para mostrar que el diseño era defectuoso", afirmó. "Sin embargo, también lo contrario es cierto. Si el lanzamiento se realiza sin complicaciones y tiene éxito, va a dar ánimos a quienes no quieren ver ningún cambio en el Constellation".