Otro antes de que se me olvide.
Un padre que manda a su hijo a un conservatorio austriaco ha aprender a tocar el piano y este que es un vivo en vez de estudiar se va de fiesta cada vez que tiene ocasión, como se gasta las perras en fiestas y aditivos para el tabaco, cada dos por tres le pide al padre que le gire dinero para las matriculas, partituras, clases de apoyo, etc. y el padre complacido y creído de la eminencia de hijo que tiene se lo manda, y así cinco años de estudios. Llega el momento en que el hijo tiene que regresar a la isla y, el padre, para celebrarlo hace un concierto de piano por todo lo alto protagonizado por su hijo, invitando a toda la familia y amigos para que escuchen lo bien que toca el lumbreras. Aquello era un despropósito, no enlazaba dos notas ni equivocándose, y, una vez terminada la pieza, el padre, con cara de satisfacción, le pregunta a un amigo que tenía al lado:
Padre- ¿Que le parece la ejecución?
Amigo- Quizá ejecutarlo sea excesivo, pero, una buena paliza sería lo suyo.
Saludos.